martes, 29 de mayo de 2007

SEBASTIAN MARTINEZ












Sebastián llegó, a Bogotá cuando tenía 5. Sus padres, Francisco Martínez y Adriana Naranjo, habían salido de su Medellin natal en busca de oportunidades. Primero fueron a Cartagena, con Sebastián de 2 años. Trabajaban como vendedores de ropa y dejaban al niño en una guardería del Bienestar Familiar. La cosa estaba complicada. Viajaron a Bogotá.
-Fue el momento más difícil de mi vida -dice Sebastián-. "Era un niño, pero se acuerda de todo", agrega su mamá.
Aquellos primeros años en la capital los pasaba en casa. Sus padres le jugaban con lo único que tenían: una cámara de video. Lo grababan mientras le decían "aquí está el mejor actor de la televisión", "aquí viene el famoso cantante". Así empezó a hacerse amigo de las cámaras, que ahora lo adoran. "Vivíamos en un apartamento estrato dos, en condiciones desfavorables. Pero Sebastián entendía eso", dice su papá. Así como entendió, aunque fue duro para él, cuando debió retirarse del colegio José Joaquín Castro, en grado 10, y terminar su bachillerato en un colegio distrital porque no alcanzaba la plata.
A los 9 años sus padres lo llevaron a un casting para un programa de la Fundación Social. Y no sólo fue escogido: se quedó con el protagónico para el que habían seleccionado ya a otro niño. Ese fue el primer paso de una carrera que ha ido como una flecha. Luego de ese programa entró en la Compañía Musical de Misi, que él reconoce como su gran escuela. Diez años pasó allí, sin que le cobraran por las clases. "Le di una beca por sus problemas económicos. Además, su talento era evidente -dice Maria Isabel Murillo, Misi-. Sebastián no se rinde ante nada. Más que buen actor o bien plantado, es un ser humano con un alma muy grande".

Después vinieron cuatro años en Padres a hijos, un papel secundario en La lectora y el comienzo de lo mejor con sus actuaciones en El ángel de mi guarda, La viuda de la mafia y Juegos prohibidos. En estos proyeotos se ha dedicado a aprender de los que más saben, en especial de Enrique Carriazo, a quien define como maestro (y a quien venció como Mejor Protagonista en los premios TV y Novelas, en el que los dos eran candidatos).
Sebastián está más en la actitud de aprendiz que en la de sobradito. Y acepta cuando le dicen que no. De hecho uno de sus deseos, llegar a trabajar en cine, todavía no se le ha cumplido. Se presentó para el casting de Paraíso Travel, pero fue rechazado. Esto no lo deprime. Tiene optimismo y se concentra en lo que está haciendo. Basta verlo en un en sayo de Bailando por un sueño para confirmar que se mete a fondo en todo: termina con bolsas de agua en sus piernas y vendas en sus brazos.
Está aprendiendo también a moverse por su propia cuenta en el medio artístico. Dos experiencias negativas con antiguos managers lo llevaron a pensar que es mejor ir por su cuenta. Ahora las decisiones de trabajo las toma solo. "A nosotros nos comenta, pero él define", dice su padre.

1 comentario:

paisita dijo...

avemaria pues que anjel mas hermoso callo del celo papacito